lunes, 6 de diciembre de 2010

La felicidad de las cosas pequeñas

Buscamos a diestro y siniestro la felicidad cuando siempre la hemos tenido.
Está en una llamada, en una cucharada de sopa, en una sonrisa...
... Encontramos la felicidad en un brindis, en una conversación, en un beso...
... está en una mirada, en un gesto, en una voz, en un programa de televisión, en el sofá, en la bañera...
... habita en un libro, en una canción, en una foto, en un aroma...

A veces, desaparecen las llamadas, las cucharadas de sopa caliente, las sonrisas...
... dejamos de brindar, permanecemos mudos, no besamos y evitamos que nos besen...
... no miramos más allá, nos dejamos caer en el sofá delante de un programa de televisión que ha dejado de tener sentido o sumergimos la cabeza en una bañera anegada por las lágrimas...
... dejamos de leer para no pensar, tampoco escuchamos música que nos traiga recuerdos y huimos de aquellos olores que nos son familiares...
Lo hacemos porque tenemos miedo. Miedo a que en nuestra memoria despierte la idea de que en algún momento fuimos felices, muy felices con cosas simples. Preferimos vivir en la amargura sin dejar que, al menos, nuestro recuerdo sea feliz y conserve un sentimiento que, aunque no lo creamos, volvera a salir.

¿Cuándo?
Ojalá tuviera la respuesta

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